jueves, 20 de septiembre de 2012

Cantando a los 40

En la vida te vas cruzando con enterados, carajotes, soplagaitas, engreídos, talibanes, necios, metepatas, chulos, sabelotodos, gritones, faltones, enfermos del protagonismo, ineptos, charlatanes, rompebragas de boquilla, troleros, fantasmas, ególatras, petulantes, difamadores, provocadores, borrachos de paliza (la que dan, no la que merecen), onanistas de sus hazañas, demagogos, pelotas, lameculos, abrazafarolas (va por ti, García), cuchicheadores, aprovechados, zascandiles, aguafiestas, listillos y tontos del bote. Prometo que la enumeración no procede de una declaración de Ruiz Mateos ni de una canción de Sabina ni tampoco de un texto de Pérez Reverte.
Total, la condición de uno es difícilmente cambiable y me/nos toca lidiar con gente así a diario, bien en una boda, en el bar echando un trago o cuando estás grabando una entrevista con un tío que es para descambiarlo. Por cortesía, inseguridad, timidez o quién sabe si por las tres cosas, siempre que me topo con un coñazo de éstos, acabo asintiendo, poniendo buena cara, tiranizando a mis músculos para que esbocen una sonrisa medio amable e interactuando por educación, aunque a veces hace huelga la concentración y empiezo a contarle los empastes si la historia dura más de tres minutos.
Desde hace un tiempo tengo un plan. "Cuando llegue a los 40, no me callo una. Ya está bien", me repito. Falta poco menos de un año y cuatro meses para que la crisis de los cuarentones haga acto de presencia. O sea, aviso con bastante antelación. Que a nadie le extrañe que el 14 de enero de 2014 le suelte una fresca al primero que me amargue la existencia con el estreñimiento de su pastor alemán, con la cantinela de que en tu casa del Aljarafe hace tres grados menos que en la calle Amor de Dios o que hace 12 años tú también fumabas ducados y una bronquitis en un duro febrero hizo que te pasaras al chester. Me la pela.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Engollipados de rumores

Hoy he vuelto al trabajo tras las vacaciones. Así enunciado suena a triunfo en este desolador panorama y en el fondo desprende un aroma de decepción. El barco se hunde, los despidos se suceden y, cainitas como somos, comenzamos el destripamiento de quienes nos rodean. Sálvase quien pueda. "Fulano no la ha doblado en su vida" y "Mengana va a lo suyo y no le importa el resto", por ejemplo, son algunas descalificaciones suaves que unos largamos de otros y los otros de los unos. Maricón, con permiso de Bibiana Aído, el último. El terror a verte de patitas en la calle es humano, de igual modo que buscaríamos mil y una excusas y certificados médicos falsos si el país entrara en guerra y nos llamaran a filas.
En esta tesitura, corren los rumores como la pólvora y en un solo día se oye una cosa y la contraria. Este último arreón se ha llevado a 40 compañeros por delante y lo que te rondaré, morena, con lo que se avecina para los cinco periódicos que aún no se han visto afectados en la compañia en la que trabajo. A estas alturas de poco vale echar la vista atrás y cargar las tintas, por recordar a los queridísimos especuladores del sector financiero, contra Lehman Brothers por su despeñamiento de hace más cuatro años, pero sí serviría de mucho que entre todos buscáramos soluciones para no podar siempre las mismas ramas del árbol, a los empleados mondos y lirondos, teniendo en cuenta, obviamente, que muchas empresas han cerrado el chiringuito con deudas pendientes por mucho tiempo y que no todos los que montan un negocio son despiadados tiranos ni explotan al subordinado per se.
Hasta que el consenso no una a las partes al objeto de salir juntos del atolladero, seguirán y seguirán los rumores previos a los despidos. Y ya estamos engollipados, empachados, hartos, de tanto chismorreo, ni que decir tiene que mucho más de los nuevos desempleados, y tan poca reflexión inteligente y sin ánimo de desprestigiar al contrario.
Este planteamiento será pura quimera y Rajoy continuará dándose sopapos con la collera Méndez-Toxo y el de Deportes piará con malicia de su compañero de Local, y viceversa, porque "no la ha doblado en su vida...".

jueves, 13 de septiembre de 2012

Póquer de ases

Llevan más horas de vuelo en lo alto que muchos veteranos pilotos. Valen tanto para el roto de escribirse una doble del Sevilla o el Betis como para el descosido de remangarse y dejarse el cuello picando fichas de Primera Provincial, amén de demostrar sus capacidades en la información olímpica, en el Cajasol, en la Liga BBVA o en la Ryder Cup cuando sea menester. Llegaron con un porvenir oscuro que con los años se ha transformado en negro absoluto, seguramente en la nada, y aun así se esfuerzan en el día a día como si estuvieran a punto de recibir el premio a su encomiable labor con el contrato de su vida. Nunca se quejan, acatan las órdenes sin chistar y su nivel de eficiencia es más que elevado, de matrícula de honor. De su compañerismo, qué decir: da fe quien suscribe estas líneas. Y su terquedad para aprender día a día en el oficio no tiene parangón, por mucho que las noticias que leen, escriben o editan hablan de que el apocalipsis se cierne sobre la(s) profesión(es).

El trabajo bien hecho necesariamente debe desembocar en recompensa. Nadie dispone de una bola de cristal para adivinar el futuro, pero la vida no puede ser tan injusta con ellos después de dejarse la piel en el empeño para hacer su sueño realidad: ejercer como periodistas. Aterrizaron siendo unos niños y a su vera los hemos visto crecer, personal y profesionalmente. He aquí un merecido homenaje, cito por orden cronológico, a Juan Pinto, Pepe González, Dani Lagos y José María López, a quienes intenté e intento enseñar mi periodismo y de quienes intenté e intento aprender su periodismo.

Es un placer estar a vuestro lado, un póquer de ases.

PD. De Miguel Lasida no me olvido, pero tiene el culo más pelado que ellos y que yo después de cruzar el Estrecho. Además, aún me acuerdo de aquel infumable paquete de Ducados que me regalaste...

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Somos como niños: malos

Mi rudimentario método para copiar en los exámenes de BUP -omito citar la EGB por pudor- nunca falló. Consistía en una chapuza de papel pegado, y escrito, claro, en la cara interna de la camisa. Ya sentado en el pupitre, si caía la breva en el control, le daba la vuelta muy-muy-muy despacio a la prenda, agitándose a la par la sudoración y la respiración, y me ponía tibio. Igual que ahora con quien tenga la mala suerte de caer a mi lado en una rueda de prensa, vaya. El padre Palacín, que en paz descanse, no se coscó jamás. Ahora bien, año tras año todos los profesores, mayormente curas, soltaban la cantinela: "Copiando no me engañáis a mí, sino a vosotros mismos". Pretendían inculcar los valores de que hacer trampa está mal, mentir está mal, bla bla bla. Ja, pensaba uno entonces.

Yo, que no entraba en el Top 50 de gente mafia de mi colegio, me saqué algún que otro aprobado, quizás un bien, no creo que ningún notable, con el infalible y cutre método. Y después de 20-25 años puedo decir que los maestros estaban equivocados. Sus intenciones eran loables, válgame Dios, pero cuando llegas a mayor, por desgracia, te das cuenta de que todo el mundo hace trampa y miente, el juego sucio está a la orden del día. Y no me refiero sólo a los políticos. Hablo de todos, empezando por servidor.

Me da lástima por el padre Palacín. Creo que él sí pensaba de veras que hay que ir de frente por la vida, decir siempre la verdad y no engañar a nadie, ni por 40 duros ni por 40.000 euros. Aquí aplaudimos la estafa, el mangazo, y así nos luce el pelo. Mi tocayo sacerdote podía estar tranquilo: lucía una calva reluciente como una patena.


martes, 11 de septiembre de 2012

A la última

Y aquí estamos, a la última, con un blog. Le he dicho de guasa a mi cuñado-cuando-lo-sea que me creara un chisme de éstos y en un momentín me ha llamado para hacer realidad mis deseos. Estoy como un niño con zapatos nuevos de 47. Si logro volver a entrar y no se me olvidan las claves, espero escribir algún pensamiento, obra u omisión en este foro.